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Estados Unidos marca sus territorios por medio de bases militares

Por Super User
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Lilia Solano

 

Estados Unidos marca sus territorios por medio de bases militares

 

Comencemos por un muy breve recuento de las bases militares en el mundo y el rol que estas cumplen,  para reafirmar la preocupación que tendría que causar al pueblo colombiano y a los países vecinos la instalación de estas bases.  Aunque dice el gobierno,  sobre las bases militares gringas, que se instalarán pronto en el país y que ya están operando hace años y a sus anchas.

 

Según el informe anual del Departamento de Defensa, existen más de 823 bases militares estadounidenses, repartidas en más de 130 países, en una extensión que ocupa más de 2.5 millones de hectáreas en los cinco continentes, para vigilar estratégicamente sus intereses y en ellas residen permanentemente más de 250.000 miembros de las Fuerzas Armadas; en ellas trabajan también unos 45.000 contratados locales. El informe no incluye las bases establecidas en Kosovo, Afganistán, Iraq, Kuwait. Además el Pentágono indica que posee 32,327 cuarteles, hangares, hospitales y otros edificios en sus bases en el extranjero y que renta 16,527 instalaciones.

 

Por otro lado el general de Estado Mayor iraquí Al-A’busi declaró que las fuerzas estadounidenses han transformado las antiguas bases militares iraquíes en bases semi-permanentes; que proporcionarán “servicios” como sistemas de advertencia y control aéreo, así como aterrizajes de emergencia. Pero en general las bases militares acogen material y personal militar, así como instalaciones para entrenamiento y operaciones. El general afirmó que hay 14 bases militares cualificadas para las necesidades militares estadounidenses en Irak, como la Escuela de las Fuerzas Aéreas en Kirkuk, la base Balad en el norte de Iraq, las bases Al-Baghdadi y Habbaniyah, ambas en la provincia de Anbar; la base Al-Saouira en Kut, y la base AlImam en Nasiriya; dos en la provincia de Basora, Al-Shuaiba y la del aeropuerto de Basra que están controladas por el ejército británico; en Bagdad hay las bases Cropper y Camp Victory en el aeropuerto internacional de Bagdad, así como dos importantes bases en las provincias de Diwaniyah e Hilla, además de las cuatro bases en construcción en la frontera con Irán en Basora, Amarah, Kut y Diyala.

 

Las bases militares, además de marcar los confines del imperio, están concebidas para apoyar el poder militar de EU en todo el mundo, pero al mismo tiempo sus consecuencias más visibles y cotidianas se hacen sentir en el ámbito nacional y son un buen negocio para muchas empresas de EEUU, que están tanto o más interesadas que el Pentágono en que continúe ese vasto despliegue militar. Cuando Estados Unidos firma un convenio con un país ubicado en cualquier parte de la tierra para instalar una base militar, comienza una turbia relación de neocolonialismo y dependencia con el país sometido, al cual le llegan una serie de delitos y problemas sociales que a su vez, degenera en violaciones infames a los derechos humanos, y crecen incontrolables en los pueblos conquistados, porque una base militar extranjera es una ocupación militar y, por tanto, un símbolo histórico del sometimiento, esta sola razón seria suficiente para repudiarlas.

 

Desde hace un tiempo el Pentágono quiere abandonar algunos países ricos, como Alemania y trasladar sus bases a  países gobernados por regímenes dictatoriales, donde encuentre «una legislación medio ambiental tolerante». Por lo general, los países que albergan las bases tienen que aceptar cláusulas que eximen a EEUU de indemnizar por las catástrofes ambientales que produzca, así como las relativas a la inmunidad jurídica de su personal. Cuanto más tiránico su gobierno, tanto mejor para el funcionamiento de la base.

 

En Colombia, las nuevas instalaciones,  son las cinco principales bases de la Fuerza Aérea y la Armada en el país: Apiay, Malambo, Palanquero, Cartagena y Bahía de Málaga.  Las bases estadounidenses, rodean la Amazonía y se toman las rutas comerciales más importantes, hacen presencia en los lugares estratégicos y vigilan como serpientes  a los gobiernos progresistas de la región.

 

Las bases militares son un atentado flagrante a la soberanía del país,  se burlan de la constitución  y llevan a cabo toda clase de funciones desde  las netamente militares, y también  las de control ideológico, político y económico.

 

Dice William Brownfield,  el embajador de  Estados Unidos en Colombia, que se trata de una colaboración en la que a los Estados Unidos no sólo van a servirles las bases aéreas, sino también las navales. Que todas les son necesarias a su país para tanquear aviones y barcos, helicópteros, lanchas, etc.  Lo cierto es que En Colombia, las bases militares estadounidenses siempre han cumplido una función clara porque lo han hecho en las bases de Tres Esquinas y Larandia, en el departamento de Caquetá, y de Villavicencio, en el departamento del Meta, que operan con la presencia de aviones y la inteligencia técnica del Pentágono, llevan tiempo apoyando el combate a los grupos subversivos y persiguiendo a los lideres de los movimientos sociales y políticos y vigilando las fronteras, entrenando militares y paramilitares y otra serie de tareas propias del oficio de las bases.

 

El traslado de la base militar, muestra la enorme dependencia política de este gobierno con Estados Unidos, un gobierno  seriamente comprometido con paramilitares y narcotraficantes y que tiene cada día un escándalo por cuenta de la criminalidad estatal; con un Congreso casi a sus órdenes y unos medios de comunicación que la mayoría de las veces hacen de antenas repetidoras de sus discursos.

 

Colombia es el país de las maravillas, geopolíticamente estratégico, cuenta con cinco fronteras y especialmente porque tiene un presidente de rodillas frene a los intereses norteamericanos, ahora esta acusado por los paramilitares colombianos presos en Estados Unidos, de colaborar estrechamente con ellos, pero de todas formas es servil y esto es lo que cuenta a la hora de negociar.

 

Es de suma importancia adelantar inmediatamente una resistencia frontal contra la base militar, por la soberanía y la autonomía, es una lucha muy difícil porque además es una lucha para evitar la masacre de inocentes y  la devastación del medio ambiente. La vida es la que esta en juego.

 

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