La Sala de lo Penal de la Corte Provincial de Pichincha conformada por Eduardo Gilberto Ochoa Chiriboga, Carlos Alberto Figueroa Aguirre y Leonardo Xavier Barriga Bedoya convocó a la audiencia de apelación por el delito de tortura cometido en contra el exestudiante del Colegio Mejía, Ángelo Ayol, ocurrido el 17 de septiembre de 2014, durante las protestas sociales que se desarrolló en los exteriores del Colegio.
Se espera que la audiencia de apelación se instale este viernes 8 de febrero de 2019, a las 14:30, en la Sala 8, piso 3, del edificio de la Corte Provincial de Justicia, ubicado sobre la calle Juan Severino entre Diego de Almagro y 6 de Diciembre, frente a la Plaza Argentina, norte de Quito. Esta audiencia ya fue suspendida en una ocasión el pasado 10 de enero de 2019.
Por el delito de tortura tipificado en el artículo 151 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) fueron sentenciados David A. subteniente de la Policía Nacional como autor directo del delito; y el cabo segundo Freddy F. fue sancionado por omisión, con una pena de 10 y 5 años respectivamente.
Aquel 17 de septiembre de 2017, Ángelo de 17 años fue detenido ilegalmente, golpeado y atropellado por una moto policial, luego fue trasladado a la Unidad de Policía Comunitaria (UPC – Basílica) donde le rosearon gas lacrimógeno, le pincharon la cabeza con un esfero gráfico y de una patada le rompieron varias piezas dentales. Fue llevado a la Unidad de Flagrancia y luego al hospital Eugenio Espejo donde fue internado bajo el cuadro de politraumatismo.
Frente al contexto nacional actual basado en las críticas sobre el accionar del personal policial y el rol de organizaciones de derechos humanos, la Fundación Inredh hace un llamado a distinguir aquellos escenarios en donde la ley faculta el uso progresivo de la fuerza y aquellos donde utilizar la fuerza está prohibido.
“El caso de Ángelo tiene una importante connotación social pues es la única denuncia con sentencia sobre la violencia desde las fuerzas públicas en protestas estudiantiles. Ángelo tenía 16 años para entonces, aun así, fue detenido, esposado, golpeado severamente y retenido contra su voluntad sin que nunca se le haya indicado los motivos por los cuales fue detenido” indica Daniel Véjar, coordinador jurídico de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh) y abogado de la familia Ayol.
“Revertir la sentencia por temor a la crítica policial sentaría un precedente nefasto, especialmente en estos momentos donde queremos mejorar el accionar de la policía nacional”, añade Véjar.