A las imágenes de cadáveres abandonados en calles de Guayaquil por ausencia de ayuda del sistema de emergencia 911, se suma el extravío de cadáveres en hospitales como otra evidencia del colapso de sistema de salud pública en el Ecuador frente a pandemia por COVID-19. El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), durante la semana pasada, recibió denuncias de familiares de personas que habrían fallecido, especialmente en Hospital del Guasmo Sur en Guayaquil, y que, luego de pasar varios días, aún no han recibido el cuerpo de su pariente. En algunos casos, han tenido que pagar para recuperar los restos y darle sepultura.
El Hospital General del Guasmo Sur, especializado en enfermedades respiratorias luego del cierre del Hospital Neumológico Alfredo Valenzuela, concentra este doloroso drama que evidencia el caos del sistema de salud pública, la negligencia en la aplicación de protocolos para manejo de cadáveres intrahospitalarios y que, en la práctica, constituiría grave violación a Derechos Humanos relacionada a la dignidad de la persona y los efectos traumáticos en las familias de las personas fallecidas.
En este punto, no cabe atribuir la responsabilidad del nivel de contagio a la conducta de los enfermos o fallecidos. La tragedia que Guayaquil sufre hoy es resultado de la incapacidad del Gobierno Nacional, de la Alcaldía de la ciudad, del COE Nacional, del sistema de salud pública y privada para prevenir los efectos del contagio registrados en otros continentes y controlar no sólo la expansión del virus, sino la mortandad. Esta tragedia, además, tiene incidencia directa en los cantones aledaños que dependen de la atención médica en Guayaquil, debido a que lejos de las ciudades más grandes el sistema de salud es aún más precario.
Los trabajadores de la salud pública y sus usuarios habían denunciado la precariedad del servicio desde hace mucho tiempo atrás. Habían denunciado a las poderosas mafias que se lucran del tráfico de medicina y equipos. Habían denunciado las consecuencias de la reducción de presupuestos para abastecimiento de insumos y los despidos al personal médico y administrativo. Habían denunciado los recurrentes intentos de privatizar el servicio de salud pública, conduciendo innegablemente a la negación sistemática de atención a la población empobrecida, padecida lastimosamente en otros países de la región.
Por otro lado, la gran desigualdad social que durante más de 40 años se ha ido consolidando en Guayaquil ha tenido graves consecuencias en este momento de la pandemia COVID-19: las personas empobrecidas no tienen cómo atender y curar a los enfermos del coronavirus; los hospitales no reciben ni a los casos más graves y luego, cuando sus enfermos mueren, no tienen dinero ni recursos para enterrarlos, pues la ciudad es un caos de mortandad y especulación en los cementerios y funerarias. Todo un sistema colapsado.
Entonces, la gente de escasos recursos económicos saca al difunto de su casa y lo deja en la calle, porque antes llamó al 911, a la alcaldía, etc., y nadie les respondió. El clima en Guayaquil, al medio día puede llegar a 38°C, y estos cadáveres en las calles producen un mayor estado de insalubridad pública, que se multiplica y que se vuelve aún una amenaza mayor para toda la población.
Por lo anteriormente descrito, exigimos al Gobierno Nacional declarar que Guayaquil y los cantones aledaños sufren una crisis humanitaria, y solicite el apoyo urgente al Sistema de Naciones Unidas y a otros gobiernos. Si esta exigencia de ayuda humanitaria externa no fuera realizada por el gobierno ecuatoriano, pedimos la intervención humanitaria urgente de la ONU.
Es necesaria la instalación urgente de:
- Hospitales de emergencia
- Implementos y equipos de protección para el personal médico, paramédico y auxiliares de enfermería
- Mascarillas, guantes y alcohol para toda la población
- Una fábrica productora de oxígeno
- Medicamentos para atacar al COVID-19
- Medicamentos para elevar el sistema inmunológico de la población
- Alimentos no perecibles para que las personas de escasos recursos puedan permanecer en sus casas y guarden cuarentena.
La situación de Guayaquil no sólo es de calamidad pública que motivó el decreto de Estado de Excepción el pasado 16 de marzo, sin resultado efectivos. Ahora, se requiere ayuda humanitaria urgente a través de los organismos internacionales, para enfrentar la gravedad de esta pandemia.