La Corte Provincial de Pichincha conformado por los jueces Eduardo Ochoa Chiriboga, Xavier Barriga Bedoya y Carlos Figueroa Aguirre llamó a la audiencia de apelación por el delito de tortura cometido en contra de Angelo Ayol, joven de 16 años con 11 meses, estudiante de cuarto curso del Colegio Mejía, que fue detenido ilegalmente y torturado mientras se desarrollaban las protestas sociales en la ciudad de Quito, el pasado 17 de septiembre de 2014.
La audiencia oral y pública se instalará este jueves 10 de enero de 2019, a las 14:30, en la Sala de Audiencias número 8, piso 3, de la Corte Provincial de Justicia de Pichincha, ubicada en la calle Juan Severino entre Diego de Almagro y Av. 6 de Diciembre, frente a la Plaza Argentina.
Esto luego de que la familia de Angelo Ayol, así como el subteniente de la Policía Nacional, David A., y el cabo segundo de la Policía Freddy F. apelaran la sentencia del Tribunal de Garantías Penales de Pichincha, del 2 de julio de 2018, que sentenció a David A., como autor directo del delito de tortura con una pena de 10 años de prisión; y a Freddy F. por el delito de omisión con una pena de 5 años.
Para Daniel Véjar, coordinador jurídico de Inredh y abogado de la familia, el Estado tiene la oportunidad idónea para ratificar el precedente jurisprudencial sobre casos de tortura en contextos de protesta social, donde se demuestra que existe, contrario a lo que se ha sostenido durante estos 10 años, no solo agresiones de parte de los manifestantes sino que fuerzas públicas también cometen y han cometido agresiones hacia los manifestantes. “El caso de Ángelo Ayol permitió no solo entrever la falta de proporcionalidad del uso de la fuerza que existe al controlar manifestaciones de jóvenes, sino también que el Estado no tolera la tortura en ningún contexto. Mal haríamos en revertir esta sentencia”, aclaro.
Cronología: tortura policial contra Ángelo Ayol
17 de septiembre de 2014 – Detención y tortura
- Son cerca de las 18:30 del 17 de septiembre de 2014. Ángelo Ayol Barros, estudiante de cuarto curso de la sección vespertina del Instituto Nacional Mejía, se encuentra al interior de las aulas del Colegio. Han terminado ya las clases pero se escuchan gritos y silbidos en los exteriores del Colegio, ubicado en la calle Antonio Ante y Luis Vargas Torres, centro de Quito por lo que los profesores por precautelar su seguridad han esperado hasta más tarde y hacer salir a los estudiantes por la puerta de atrás, calle Venezuela y Matovelle. Aproximadamente las 19:00, Ángelo sale del colegio acompañado por dos amigos por la calle Venezuela. Observan que la Matovelle está cerrada por miembros de la Policía Nacional, se dirigen a la calle Vargas y Ante.
Angelo, de 17 años, se despide en las calle Ante y Vargas de sus amigos y continúa solo por la calle Vargas. Acto seguido, viene hacia él una embestida policial de efectivos a pie y a motocicletas. Ángelo siente miedo, da media vuelta e intenta corre, pero siente un golpe que lo lleva al piso. En el piso, es atropellado por las motocicletas, golpeado y posteriormente aprehendido. Le suben a una motocicleta en la que es golpeado por quien conduce con el casco y recibe golpes de quien va atrás, pierde el conocimiento.
Se despierta en el piso de un cuarto, solo, sangrando y esposado. Mucho después se enterará que se encuentra en la Unidad de la Policía Comunitaria (UPC) de La Basílica, centro histórico de Quito. Ángelo al despertarse ve a dos policías que se habían sacado el casco. Al percatarse que Ángelo está despierto le patean en la cara y cuello. Siente su saliva con tierra y un diente roto. Le lanzan gas pimienta y no puede ver más por algunas horas. Se van, pero al poco tiempo lanzan a otro detenido en el mismo cuarto y los golpean a los dos. Ángelo ya no ve nada ni sabe por qué esta detenido. Alguien le quita su celular. En el tiempo que se encuentra detenido ilegalmente en el UPC es amenazado, insultado, y torturado.
Horas más tarde, ingresan a ocho personas detenidas junto a Ángelo. Ángelo empieza a recuperar la visión y uno a uno suben a los detenidos a un patrullero. Los trasladan a la Unidad de Delitos Flagrantes de la Fiscalía, en la avenida Patria y 9 de Octubre, de la ciudad de Quito. Se junta con los varios otros detenidos y uno le ofrece un celular y Ángelo se comunica con su madre. Posteriormente es llevado ante el médico de flagrancias. Dice no poder atenderlo ahí y ordena su traslado a un hospital.
18 de septiembre de 2014 – Ingreso al hospital
- A la 01:00, Ángelo es trasladado hacia el Hospital Eugenio Espejo producto del maltrato y tortura del que fue objeto lo le causó traumatismo cráneo encefálico y politraumatismo. El parte médico indica que por la cantidad de golpes y desgarraduras de su pantalón, sus múltiples traumas parecen ser de “un posible suceso de tránsito”. Además, tuvo heridas profundas en la cabeza producto de los pinchazos del esferográfico que recibió cuando estaba detenida en la UPC.
25 de septiembre de 2014 – Presentación de la denuncia por tortura
Walter Ayol, padre de Angelo, presenta la denuncia por el supuesto delito de tortura cometido por miembros de la Policía Nacional. Existe resistencia de personal policial para receptar la denuncia argumentando que es un suceso de tránsito.
17 de noviembre de 2016 – Fiscalía formula cargos por extralimitación en la ejecución de un acto de servicio
La fiscal responsable de la investigación Marlyn Calderón formuló cargos en contra de Freddy F. y David A., 2 de los 7 policías por el delito de extralimitación en la ejecución de un acto de servicio público tipificado en el artículo 293 del Código Orgánico Integral Penal (COIP).
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