Ana María Acosta |
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El extraño inquilino se va de Manta ¿Cuál es el saldo que deja la Base Militar Norteamericana en sus 10 años en Manta? |
En 1999, un extraño visitante cargado de aviones, radares y militares bien uniformados llegó a la casa de la señora Manta, quería alquilar un lugar donde instalar su base y así controlar a los narcotraficantes terroristas,según él, de los países latinoamericanos.
La señora Manta nunca había visto un terrorista y no sabía nada de sustancias estupefacientes, pero por buena gente dejó que un extraño ingrese a su casa; es que el problema era que el dueño del condominio, Jamil Mahuad, por tener una amistad directa con el extraño visitante, firmó un convenio, sin preguntar a nadie, para que el extraño ocupase 10 años la casa de la Señora Manta… Después de 10 años el inquilino ha sido es expulsado de la casa de la Señora Manta ¿Cómo dejó la casa? ¿Cuál fue su relación con los vecinos? ¿Qué hizo en estos 10 años? Estas son las preguntas que ahora se hace Manta.
Antecedentes
En 1999, pocas fueron las voces que advertían sobre la instalación de la Base Militar Norteamericana en territorio ecuatoriano, pocos decían que era una pérdida de soberanía y una complicidad con el Plan Colombia que Estados Unidos empezaba a implantar en la zona, para el control del narcotráfico y la desarticulación de movimientos subversivos colombianos.
La información sobre las condiciones del convenio era escasa, no lo supo ni el Congreso Nacional; todo se hizo con total servilismo del gobierno de Jamil Mahuad y su amigo socialcristiano Heinz Moeler. Era el auge del neoliberalismo en nuestro país, los partidos de derecha tenían copados los espacios de poder, con un gobierno que se esforzaba por salvar a los banqueros llevando al país a la mayor crisis económica de su historia. Así que, el 12 de noviembre de 1999, en busca de apoyo de la Embajada Norteamericana, el tambaleante gobierno de Mahuad firmó el convenio para que Estados Unidos instale el Puesto de Operaciones de Avanzada (FOL, Forward Operating Location), nombre con el que se maquilló a la Base Militar Norteamericana en Manta.
El nuevo Miami
“Aquí en Manta ofrecieron un Miami. A las élites de la ciudad les entusiasmó eso, y formaron un grupo Pro Manta. Los gobiernos en esa época no hacían nada por las provincias, por eso, en vista del abandono gubernamental, dijeron que esa era la salida. Así, el dólar se convirtió en todo, nos volvimos occidentales, aunque en la zona sur de Manabí siempre hubo resistencia”, dijo Miguel Morán a la Comisión Especializada de Asuntos Internacionales y Seguridad Pública de la Asamblea Nacional, que ahora está interesada en saber qué hicieron los gringos en Manta.
Miguel Morán, abogado sindicalista y catedrático de derecho, es dirigente del Movimiento Antiimperialista Thoallí, y es una de las pocas voces disidentes que se escuchó desde 1999 en oposición a la instalación de la Base, en una época en que la mayoría de la población veía en su llegada la esperanza de crecimiento económico. Él cuenta que varios mitos se construyeron en torno a la instalación de la Base. Los medios de comunicación, las autoridades locales pertenecientes a partidos de la derecha Social Cristiana, anunciaban la llegada del bienestar norteamericano a Manta. “Los gringos van a traer dólares”, decían.
Pero, al pasar los años el sueño americano llegó a Manta con otro rostro. Los bares, discotecas y cabarets crecieron y los empleos que se crearon en la FOL tuvieron la duración de la remodelación de las instalaciones del aeropuerto, o sea 8 meses, y luego los trabajos ofrecidos fueron en labores de limpieza y transporte de carga, con sueldos muy inferiores a los de los norteamericanos. El crecimiento del turismo y el comercio que se esperaba llegó para pocos. Así lo cuenta un anciano de 90 años, el capitán retirado Jacobo Jara, quien en su largo camino de vida, vio los cambios que sufrió Manta:
“Yo he sido uno de los que ha sufrido. En la avenida Flavio Reyes mi familia y algunas docenas de personas más, tenían pequeños negocios. Antes de llegar los norteamericanos, los arriendos eran de 50 dólares, por un local, donde tenían sus negocios y vivían con decencia, ganaban con decencia. Pero llegaron los norteamericanos, no digo que sean ellos los que impusieron el precio, pero por la influencia de ellos, apenas llegaron y pagaban 1.500 dólares en el oro verde, los arriendos subieron de 50 a 500 dólares cada mes. Nuestros pequeños negocios salieron derrotados. Llegaron otros con alguna relación económica más poderosa, más grande, y personas humildes fueron despojados de sus sitios y dados a la quiebra, los pequeños comerciantes que ahí habían trabajado por tanto tiempo honorablemente perdieron sus negocios”
Según la Embajada de Estados Unidos “El FOL inyecta más de 6.5 millones de dólares anualmente a la economía local de Manta”. Esto según el Dr. Miguel Morán no es dinero que beneficia a la población de Manta, ya que: “los militares norteamericanos durante su estadía no consumieron productos locales, y el dinero se movió en un reducido círculo social alto, entre bares de lujo y sitios reservados. El crecimiento de Manta, si se puede llamar así, se debe a otras razones y no a la presencia de militares extranjeros”.
Además la Embajada afirma que la inversión que hicieron en Manta “incluye un componente importante en costos de operación del aeropuerto, con más de 2 millones para la operación del Departamento de Bomberos del FOL de Manta y aproximadamente 200.000 en costos de mantenimiento del aeropuerto”. Pero el jefe de Bomberos de Manta, Sofonías Rezabala, confronta este argumento y asegura que su trabajo es autónomo y que no han recibido algún vehículo por parte de la FOL, como afirmaron en un medio de comunicación local, además cuenta que “cuando hubo el incendio en el centro, todos los criollos de Manta estuvimos, los de la FOL llegaron ya para recoger las cenizas”.
Los ofrecimientos de “bienestar” derivados de la instalación de la base,
creados por los medios de comunicación, por las autoridades locales y por la Embajada de Estados Unidos, ocultaban la incidencia geopolítica de esta base en el Ecuador. Es así, que organizaciones locales y nacionales empezaron a colocar en su agenda política la lucha contra la presencia de militares extranjeros en la FOL, más allá de un inocente Puesto de Operaciones de Avanzada, y se empezaron a preguntar sobre el rol de esta base en las nuevas políticas de seguridad de los Estados Unidos y su intención de tener libre acceso a los recursos naturales, en especial, a los recursos energéticos y a la biodiversidad; además se preguntaban cuál era su rol en el panorama de la implementación del Plan Colombia, ya que el propio Ex Comandante del Puesto de Operaciones de Avanzada de Estados Unidos, Javier Delucca declaró: “La Base de Manta es muy importante dentro del Plan Colombia. Estamos muy bien ubicados para operar en esta área”
Este peso de la Base de Manta en la militarización de la región, llamó la atención de organización internacionales antimilitaristas, convirtiendo al tema en un emblema de resistencia a la hegemonía militar norteamericana en el mundo.
En el 2003 empezó el trabajo de la Coalición No Bases Ecuador, conformada por más de 20 organizaciones que, a través de acciones, debates y educación, permitieron posicionar al tema y colocar en la agenda pública la no renovación del contrato de utilización de la Base Aérea Eloy Alfaro.
En el 2008 la Coalición propuso a la Asamblea Nacional Constituyente que incorporara en la Constitución el siguiente texto:
“El Ecuador es territorio de paz y en ejercicio de su soberanía, no albergará bases militares extranjeras ni tropas extranjeras y se abstendrá de realizar cualquier tipo de convenio que implique otras formas de presencia militar extranjera. No se involucrará militarmente en conflictos de otros países unilateralmente o en coordinación con otros Estados. No realizará prácticas ni ejercicios con otros Estados”.
La esencia de esta propuesta fue aceptada por la Asamblea Nacional Constituyente, por lo que el Artículo 5.- de la nueva Constitución aprobada dice: “El Ecuador es un territorio de paz. No se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. Se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras”.
En cumplimiento de la Constitución y de su ofrecimiento de campaña, el Presidente Rafael Correa anunció que no renovará el convenio con Estados Unidos para la utilización de la Base de Manta, de esta forma, la FOL y sus inquilinos deberán dejar la Base Aérea Eloy Alfaro antes de noviembre del 2009. Pero, previa a su salida, como cualquier inquilino que arrienda una casa, los militares norteamericanos deberán rendir cuentas sobre qué actividades realizaron en estos 10 años. Por tal razón, la Coalición No Bases Ecuador antes que los militares abandonen Manta, pidió a la Comisión de Relaciones Internacionales y Seguridad Pública de la Asamblea Nacional que se investigue las operaciones realizadas desde Manta por las tropas extranjeras y que se verifique si son fundadas las sospechas que tienen diversos sectores gubernamentales y sociales de que el bombardeo colombiano de Marzo del 2008 en Angostura, en Ecuador, contó con ayuda logística o informativa proporcionada por aviones estadounidenses que decolaron desde Manta, la noche del 28 de febrero de 2008. La Comisión aceptó la propuesta, por lo que el 21 de Mayo, acompañada de representantes de la Coalición No Bases y de organización de Derechos Humanos, llegó a Manta para realizar una visita previa a una Auditoria Pública.
Después de 10 años que la Base Militar Norteamericana se instaló en Manta, el silencio con el que se aprobó el convenio ha sido roto. Organizaciones sociales, colectivos juveniles, asociaciones de pescadores, mujeres y personas particulares, recobraron la palabra para contar a la Comisión y al mundo los impactos de la presencia de militares extranjeros en Manta.
Testimonios de la Audiencia Pública: “Los radares no me devuelven a mi esposo”
En una casa de caña guadua, en las afueras de Manta, donde no existen edificios enormes, ni sucursales de bancos internacionales, tampoco restaurantes de lujo y se percibe el aliento de la boca abierta de una fábrica empacadora de pescado; en este sitio fue donde mujeres, ancianos, jóvenes, todos pescadores, se reunieron para expresar su rechazo a
la base militar estadounidense, en la Audiencia Pública que la Comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea Nacional instaló.
A pesar del pequeño espacio estaban todas y todos reunidos, no era para menos, era la primera vez que representantes del Estado los visitaban sin ser época de campaña electoral. Así, la Comisión Especializada de Relaciones Internacionales y Seguridad Pública de la Asamblea Nacional, como si fuera una sesión normal, tomó el quórum y abrió la Audiencia.
El primero en tomar la palabra fue Milton Ayala Castro, Vicepresidente de la Asociación de Pescadores Autónomos Artesanales de Manabí, Miramar, quien todavía no creía que una Comisión entera estuviera presente para escucharlos. Después, impulsada por una fortaleza notable, una mujer con manos curtidas, mirada que guarda tristeza, pero con una voz de retumbar de olas, tomó la palabra. Ella es María Urgilés, esposa de uno de los 18 pescadores desaparecidos el 15 de junio del 2003. Su esposo y 17 pescadores más, salieron de su casa como todas las semanas a pescar en el barco “Jorge IV”, pero nunca regresaron.
El Jorge IV desapareció en el 2003, en un periodo en el que se dieron el mayor número de interdicciones de barcos. Existen indicios de que fue embestido por alguna nave muy grande, pero no se puede determinar con veracidad los hechos. Las mujeres de los pescadores y sus hijos aducen que este barco fue embestido por una nave estadounidense, de ahí la demora en iniciar un proceso de búsqueda, pues hasta dos días después de la desaparición, aún la Capitanía del Puerto y el propietario del barco Jorge Corral aseguraban a los familiares que el barco estaba bien y que habían hablado con la tripulación. Al final los radares, los satélites y la tecnología de punta con la que cuentan los Militares Norteamericanos en la Base de Manta no dieron respuesta sobre el barco y hasta el momento no existen rastros.
Los pescadores, las viudas y las madres piden que se investigue cuál es la información qué tiene la FOL sobre el hundimiento y desaparición del Barco y preguntan ¿Cómo pueden desaparecer 18 personas en el mar sin dejar huellas? ¿Cómo puede un Centro de Operaciones de Avanzada con toda la tecnología de punta no saber lo sucedido con un barco? En torno a este testimonio, los asambleístas decidieron extender esta investigación a la Capitanía de Puerto y a los propietarios del Jorge IV para saber si las comunicaciones existieron realmente o porqué no se dio paso a los operativos de búsqueda de manera oportuna. María quiere hacer un trato con el gobierno de Estados Unidos: que se lleve la FOL, los radares y aviones y le devuelvan a su esposo.
Mientras María hablaba, un anciano escuchaba conmovido el testimonio de María y en una hoja de papel arrugada como su piel, escribía con letra manuscrita: “Imperio Norteamericano… Ministra Larriva… Colombia Ataque Angostura… Soberanía ecuatoriana… pescadores nobles…” Eran palabras claves para recordar lo que diría cuando tomara la palabra. Él es el Capitán retirado Jacobo Jara, del Comité Patria Tierra Sagrada, tiene 90 años de edad y cuando tomó la palabra un silencio solemne ingresó en la casa de caña guadua: “Ya son 10 años, ¿qué hemos sacado, qué beneficio nos han dado los norteamericanos? Por la presencia de ello, hay un grande e inmenso perjuicio. En primer lugar, aquí porque están ellos no pueden aterrizar aviones norcoreanos, no pueden aterrizar aviones vietnamitas, de Irán, aquí no pueden aterrizar aviones que sean enemigos de ellos, pero que de nosotros no son enemigos, entonces ¿qué beneficios nos trae cuando ellos son los que escogen los amigos que pueden venir a nuestra patria a visitar o a hacer comercio?, solo lo que ellos les convenga, ese es un gran perjuicio”
Después el miedo a hablar se perdió, mujeres, madres, hijas tomaron la palabra, querían contar sobre su esposo, su padre, su hijo desaparecido, mientras los pescadores querían saber quién les reconocerá los daños a sus barcos, quién sacará su barco del fondo del mar, quién les devolverá la libertad de pescar en su mar, donde también pescaron sus padres y abuelos.
En la tarde, la Audiencia Pública se abrió en la Sala de Postgrados de la Universidad Laica Eloy Alfaro, donde más organizaciones y personas particulares acudieron al llamado de la Comisión de la Asamblea. Todos y todas querían hablar, parecía que esta vez, a diferencia de años atrás, el silencio no había sido invitado.
Poco a poco los testimonios comenzaron a evidenc
iarse, algunos mostraban su rechazo desde una visión política-ideológica, mientras que otros, aún con temor, contaban sus encuentros en el mar con militares extranjeros. Uno de ellos, fue el Capitán del Barco “Ochossi”, otro de los barcos afectados por la presencia de militares extranjeros, quien contó: “En el 2005 militares extranjeros nos abordaron, y un avión nos sobrevoló 8 horas, nos arrinconaron en un hueco, nos pusieron armas, nos hicieron tomar fotografías con nombre y apellido como narcotraficantes, al siguiente día recién nos dieron de comer, destruyeron nuestras lanchas, ingresaron material para perforaciones, al no encontrar nada, se fueron. Cuando le preguntamos que quién pagaba los daños, nos entregaron una hoja y nos dijeron que vayamos a la embajada, nos dejaron a la deriva”.
Luego, siguieron los testimonios de más pescadores, de pequeños barcos, de grandes buques, jóvenes, mujeres, contando las violaciones a los derechos humanos, barcos abordados, controles exagerados, incluso torturas. Sólo una profesora, de una escuela para niños con capacidades especiales, contó la ayuda que recibió de la FOL norteamericana. En total se recibieron denuncias de: 14 barcos hundidos, 4 barcos dañados y sin posibilidades de reparación, 1 barco desaparecido, 125 migrantes sometidos a tratos inhumanos y degradantes, reñidos incluso con la moral, 2 personas detenidas y desaparecidas. Todos estos testimonios se presentaron con la documentación requerida, incluso con fotografías y evidenciaron una realidad ocultada durante 10 años por medios de comunicación, autoridades locales, en complicidad con las autoridades de turno.
Estos testimonios, que confirman que la FOL durante su estadía en Manta realizó otras acciones, fuera de las bases del convenio, tendrán que ser investigados con mayor profundidad a través de la auditoría que propone la Comisión de Asuntos Internacionales, que se espera de respuestas a Manta y al Ecuador, para que los culpables sean sancionados y las personas afectadas sean reparadas física, económica y moralmente.
En busca de respuestas…
El tercer día de estadía en Manta, La Comisión de la Asamblea junto con organizaciones de Derechos Humanos y la Coalición NoBases visitó La Base Aérea Eloy Alfaro, donde tuvo un encuentro con los militares ecuatorianos y con funcionarios estadounidenses, el Teniente Coronel Jared Curtis, Comandante del FOL, el agregado militar de la Embajada y una oficial política.
Eduardo Cárdenas, Comandante de la Base Aérea Eloy Alfaro de Manta explicó que el control de la mayoría de las instalaciones de la Base Aérea Eloy Alfaro está en manos de militares ecuatorianos y que las actividades se limitan a facilitar información, como manda el convenio firmado entre Ecuador y Estados Unidos que dice “el único y exclusivo propósito es de llevar adelante operaciones de detección, rastreo, y control de actividades ilegales del tráfico aéreo de narcóticos”
Así también, la Embajada Norteamericana en su página web dice que el trabajo de la FOL está limitada al campo de antinarcóticos y que las misiones aéreas proporcionan información para las operaciones de interdicción marítima de la Guardia Costera de los Estados Unidos y de los países socios, pero no intervienen directamente en las operaciones y afirma que: “La información que recogen estos vuelos antinarcóticos que salen del FOL es analizada por la “Joint Interagency Task Force South (JIATF-South), una fuerza de tarea internacional y multilateral con base en Key West, Florida, que está formada por diferentes departamentos del Gobierno de los Estados Unidos y tiene funcionarios de coordinación de 12 países, incluso del Ecuador”
Pero Comandante de Base Aérea Eloy Alfaro afirmó que “La información es algo intangible que no se puede tocar y el valor de esa información es el procesamiento y lo que se hace con esa información. Se podría decir que esa información si la tuviéramos aquí no serviría para nada. Cada información está relacionada con un montón de cosas”
Entonces, la información viaja por el aire hacia Estados Unidos y los militares ecuatorianos no tienen conocimiento, ya que “es tecnología avanzada que no sabemos cómo funciona” Entonces. ¿Qué sucede con la información que se obtiene en territorio ecuatoriano? ¿Cuáles es el fin último?
Según la Embajada de Estados Unidos “Basándose en la información recibida desde el FOL y de otras fuentes, la JIATF-South puede proporcionar guías a las autoridades estadounidenses y latinoamericanas para que puedan realizar operaciones de intercepción de drogas? En la Hoja Informativa, Contribución del FOL de Manta a la lucha antinarcóticos y a la comunidad de Manta, se dice que durante el 2008, con el personal de apoyo a las operaciones antidrogas del Puesto Avanzado de Operaciones (FOL) localizado en la Base Aérea Eloy Alfaro “se respaldó 822 misiones antinarcóticos, contribuyendo al decomiso de 229 toneladas métricas de cocaína, que habrían tenido un precio estimado de 4.570 millones de dólares en las calles”
Según los norteamericanos en la FOL, se han capturado casi 1800 toneladas de cocaína. Estos datos no concuerdan con la información que tienen el CONSEP, por lo que cuando la Comisión le preguntó esto, el agregado militar tuvo que aceptar que esta cantidad de droga corresponde a operaciones de las tres FOL instaladas en América Latina y en operativos combinados con 11 países.
Los medios de comunicación nacionales que son llevados con frecuencia a visitar la FOL aceptan sin chistar los datos que les proporcionan los militares estadounidenses. A ningún reportero se le ocurrió preguntar dónde estaba la droga decomisada o dónde estaban los juicios y personas detenidas por estos operativos. Ahora resulta que toda la infraestructura militar estadounidense de tres FOL de América Latina, y la acción combinada de 11 países logró la captura de las 1756 toneladas de cocaína de la que habla la embajada estadounidense; esto quiere decir que sólo se tiene un grado de efectividad de alrededor de 15 toneladas de cocaína capturadas por año en cada país participante; esta es una efectividad nula, incluso ridícula, si se considera el número de misiones aéreas, el personal destinado y las inversiones realizadas. Si son tan poco eficientes en el control del tráfico de drogas, cabe la pregunta ¿qué más hicieron en Manta?
Pero hay otro tema que queda pendiente de ser investigado. Si la FOL se limitaba al control aéreo antinarcóticos ¿qué sucede con los abordajes, hundimientos y controles a pescadores en el mar de Manta?
Sobre esto el Comandante de las Fuerzas Armadas afirmó que “A nosotros nos compete solo el control del espacio aéreo todo lo que pase en el mar es responsabilidad de la marina ecuatoriana nosotros controlamos el espacio aéreo y eso es lo que hace el convenio. Entonces ¿qué papel jugó la Marina del Ecuador en los abordajes, interceptación de barcos de pescadores y migrantes? ¿Cuál fue el papel de los militares extranjeros acantonados en Manta? Estas son algunas de las preguntas que quedan flotando en el aire y que deben responderse lo más pronto posible.
La visita de la Comisión de Relaciones Internacionales y Seguridad Pública de la Asamblea Nacional, recopiló abundante información para fundamentar la necesidad de realizar una auditoría, no solo para que las acciones de los soldados estadounidenses no queden en la impunidad, sino también para dar un ejemplo a los demás países sobre las formas en que un pueblo digno puede ejercer su soberanía.
La auditoría deberá encaminarse a buscar la real dimensión de las acciones estadounidenses, pero además, deberá establecer responsabilidades políticas y penales por los daños causados, tanto a las personas afectadas, como a todo un pueblo al que un sector político entreguista le impuso una base militar extranjera
La Comisión de la Asamblea deberá ahora llamar a comparecencia a quienes hicieron posible la firma del convenio y luego presentar un informe al Presidente Rafael Correa para que él haga realidad esta auditoría, no solo deseada por los ecuatorianas y ecuatorianos amantes de la paz, sino por todas las organizaciones que buscan construir un mundo sin armamentos y sin acciones militares.
INREDH y la Coalición No Bases – Ecuador, seguirán de cerca el proceso de la auditoría y realizarán acciones masivas como repudio y despedida a las tropas extranjeras, estas acciones se darán en el marco de una campaña nacional a la que hemos denominado “Lluksi Yanquis Forever”, en la que habrá conciertos, graffitis, foros y el acondicionamiento de una barco dañado que permanece en la playa de Tarqui, en Manta.