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El dilema de los centinelas digitales

Por Yuli Gaona
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Por Miguel Ángel Pérez*

Dos videos sobre agentes municipales y vendedores informarles se hicieron virales en el país. El martes 13 de octubre del presente año, en Quito, un agente metropolitano perdió la vida tras un riña con vendedores informales a las afueras de la estación de El Recreo, en el sur de la capital; mientras en Durán, agentes municipales uniformadas habían atado a una columna a una vendedora informal con discapacidad, pasando por alto la dignidad de la persona y el debido procedimiento. En ambos casos las y los autores de los hechos fueron aprehendidos por las autoridades; en el caso de Durán existen investigaciones abiertas tanto para las uniformadas, como para la persona que grabó el video.
Esta última persona será procesada por ser considerada parte de la agresión a la vendedora informal; pero, sin ella el video y la denuncia del mismo no hubieran sido posible. ¿Se puede ser denunciante y a la vez cómplice?  No importa si el video fue publicado en redes con intención o no, la cuestión está en la naturaleza del denunciante. Hoy, una porción de las denuncias son posibles gracias a la filmación de videos de particulares que se encuentran en el momento exacto de los hechos o que son grabadas de forma disimulada con el objetivo capturar la escena infraganti; por lo tanto, es necesario problematizar el rol de estas tecnologías comunicacionales en las denuncias y el rol del autor/a de las mismas.
Estamos viviendo un momento de bifurcación de las telecomunicaciones, pues nunca nadie en la historia ha tenido acceso a toda información de la humanidad desde una pantalla en la palma de nuestra mano y a cualquier hora. Así mismo, en la actualidad somos colaboradores y creadores de esa información de primera mano; es decir, ya no es necesario llamar a la prensa o a los canales de televisión para generar expectativa, hoy por hoy solo basta subir contenido a las redes sociales y esperar a que los internautas lo compartan hasta volverse tendencia.
Este tipo de contenido es clave al momento de denunciar un delito o violación de derechos a la ciudadanía, muestra de eso son las diferentes denuncias que se han hecho virales y por ende las autoridades ha debido poner énfasis sobre ellas y en su resolución, por la  presión mediática que generan las denuncias digitales. La ciudadanía tiene en sus manos ahora el poder de denunciar a través del lente de sus dispositivos móviles, lo que nos convierte a todas y todos en centinelas digitales que alertarán de cualquier irregularidad en su entorno, sobre nosotros recae ahora el poder mediático que tradicionalmente sólo podían ejercer medios de comunicación consagrados o personas con influencia en la esfera pública.
Estos centinelas digitales pueden ser descritos como personas comunes que vuelcan su lente sobre vulneraciones de derechos o el accionar irregular del Estado, ellos pueden ser ajenos al hecho grabado o pueden ser parte del mismo. Volviendo al caso de Durán. Según su alcalde Dalton Nárvaez “…la tercera persona es la que graba el video […] se ve claramente que se está burlando de lo que hace la agente de control y el otro sujeto, entonces es parte de esto.”[1]
Esta ambivalencia del centinela, entre espectador y cómplice, hace que sea difusa la distinción entre una denuncia y el mero morbo.  Esto se ve en otro caso reciente, donde se puede apreciar a los centinelas detrás del móvil, alentando a los contendientes antes que convencerlos de guardar la calma y evitar esta escena violenta con armas blanca en San Roque [2] en Quito, hace dos semanas. A fin de cuentas, en ambos casos la función del centinela se cumplía independientemente que sea voluntaria o no, las autoridades tomaron acciones inmediatas o en todo caso la ciudadanía era alertada y por consiguiente exhortaba a las autoridades a tomar cartas sobre el asunto.
No podemos decir que los centinelas son defensores conscientes de los derechos de la ciudadanía, pues a veces, como ya vimos, son parte de la vulneración o en casos solo lo graban por morbo o con el fin generar atención en sus redes sociales. No obstante, podemos rescatar la importancia de estas últimas y su capacidad de generar presión sobre las autoridades, a pesar de que  las o los autoras del contenido en redes pueden o no tener conciencia de esta acción. Por lo que es necesario promover la conciencia de esta herramienta que, de  una u otra manera, puede registrar una vulneración de derechos y a su vez el accionar de las autoridades.
El acceso a la información de un derecho vulnerado siempre será válido y necesario para realizar la denuncia, ahora lo que resta es la consciencia de la sociedad a utilizar los medios para ser vigilantes del respeto de los derechos. De la misma manera garantizar la seguridad de los centinelas que a fin de cuentas cumplen con un servicio social a la comunidad, mientras este sea con el objetivo develar injusticias, los centinelas digitales deben ser protegidos de cualquier agresión o intento de acallamiento de la parte vulneradora. 
 
[1] Declaraciones a la entrada de Fiscalía revisar Autoridades investigan la agresión a una vendedora informal en Durán en www.elmercurio.com.ec
[2] Los dos hombres portan cuchillos y comienzan una disputa a la mirada de los transeúntes de la zona, revisar en www.metroecuador.com.ec.
Netgrafía

 
*Quiteño de 24 años, investigador social y egresado de Sociología en la Universidad Central del Ecuador (UCE).

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