Comunicación INREDH |
29/01/2016 |
“Son 4 meses del desalojo y a nadie le importa” |
Dibujo de uno de los niños de Tundayme tras el desalojo del 16 de diciembre de 2015. Foto: Caritas y JPIC
Me llamo Jenny, mi nombre quizás te suene familiar, es lo más cercano que me puedo aproximar como humano, incluso es la distancia que me permites llegar, pero también es el primer contacto: mi nombre. Pero voy a intentarlo una vez más, voy a aproximarme a ti para que sientas lo que siento, para saber que no estoy sola, para continuar luchando.
Vivo en la región amazónica de un país muy diverso, rico en flora, fauna y minerales también. Ecuador es un país hermoso pequeño e incomparable, nací en la parroquia San Marcos, parroquia de mi linda tierra de Tundayme, en el cantón El Pangui, provincia Zamora Chinchipe. Soy Zamorana de corazón, aquí nací en mi finquita, aquí me crié con mis vaquitas, al norte de mi provincia, amo mi tierra, mi casa, mi familia, mi finca y mis animales.
Pero comenzaron los problemas cuando los chinos de la empresa Ecuacorriente S.A (Ecsa) decidieron que tienen que explotar los minerales que están debajo de mi tierrita, resulta que para el Estado mi finca y las fincas de mis vecinos, todas las de Tundayme, están sobre un gran yacimiento mineral. Debajo de mi finquita hay cuatro mil millones de libras en cobre, según dicen el Estudio Técnico. El gobierno apoya el proyecto porque recaudarán miles de millones de dólares. A los chinos de Ecsa solo les interesa llevarse el cobre y hacer más plata.
¿Y quién piensa en mí?
Ellos hacen sus negocios para explotar la tierra, dicen que no debo preocuparme, que la riqueza también es desarrollo para mi comunidad, que me reubicarán, que me indemnizarán. Algunos de mis vecinos vendieron los terrenos porque la empresa nos ofrecía desde trabajos hasta becas, pero les engañaron, y yo que no acepte, pues recurrieron a eso que llaman servidumbre minera (figura jurídica que le permite a un concesionario minero hacer uso del suelo, propiedades etc. enmarcados dentro de una concesión minera aprobada legalmente).
La servidumbre de mi tierra son entregadas por la Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom). Ellos se creen dueños de todo, vinieron a ofrecer cheques por nuestra tierra. Lo que no saben es que mi tierra, mi finca vale más que cualquier cheque ¿Cómo puedo ponerle precio a mi vida?
A nadie parece importarle que los funcionarios del Arcom, junto con policías y la guardia privada de la empresa ECSA lleguen a las 5 de la mañana a quitarme mi casa, mis gallinas, mis cuyes, mi tierrita. Dicen que teníamos una notificación para salir, cogieron nuestras cosas, rompieron la madera, mis animales se me murieron, destrozaron mi casa, se llevaron mi zinc.
Era la madrugada del miércoles 30 de septiembre del año anterior. Nos trataron peor que animales, algunos de mis vecinos fueron arrastrados, a una señora le patearon. No solo soy yo, son 16 familias que fueron desalojadas en ese día y a nosotros nos siguen más desalojos, el del 15 y 16 de diciembre de 2015. A todos nos dejaron en la calle, a todos nos trataron mal, pero lo más doloroso es saber que a nadie le importa lo que nos hicieron, a nadie le inmuta y hasta les parece normal. No son normales los desalojos, hoy 30 de enero de 2016, se cumplen 4 meses desde que me quitaron mi vida por un papel que hicieron los que se creen dueños de mi tierra.
Jenny es una de las afectadas de los desalojos de Tundayme en septiembre del 2015. Así como Jenny existen más historias similares, los párrafos que leíste no son escritos por ella, pero recopila todas las denuncias de los habitantes de la Comunidad Amazónica Cordillera del Cóndor. En la misma situación que Jenny están muchos niños que no tienen un lugar para vivir, ellos ilustraron el desalojo y lo que sienten.