Comunicacion INREDH |
27/06/2016 |
Caso de tortura en la cárcel Turi, en Cuenca |
Posteriormente, se dirigieron al tercer piso, en donde ingresaron a nuestras celdas y nos sacaron de ellas mediante golpes con tolete y propagación de gas pimienta. Nos hicieron colocar boca abajo en el piso y nos pegaron en la nalga. Ahí nos dijeron que no nos atreviésemos a mirarlos, que no teníamos ningún derecho y que tenían“autoridad de desaparecernos”, aseguraron que lo que estaban haciendo tenía luz verde del Director del Centro de Rehabilitación Social (CRS) -TURI, de la Ministra de Justicia y del Ministro de Interior, que ese era el trato que nos merecíamos que los derechos humanos no son aplicables a nosotros.
Acto seguido, empezaron a decir “esta es la presentación de UMO, no somos sus amigos, así les va a ir si se portan bien y si se portan mal les va peor, ustedes son escoria, el desecho de la sociedad y quien manda aquí somos nosotros, están en el infierno”. Vale la pena indicar que todo esto ocurría mientras nos seguían golpeando. En la aparente requisa destruyeron todo cuanto pudieron, instalaciones eléctricas, colchones indispensables para nuestro vivir, artesanías, etc.
No hubo consideración a las personas enfermas, o de la tercera edad, apenas tres se salvaron, alegando que tenían una enfermedad terminal, una que estaba operado de la pierna, y otra persona que padecía de asma. Todos los demás fuimos agredidos, incluyendo a los Agentes de Seguridad Penitenciaria (ASP). Al ASP de apellido B. lo agarraron del cuello y lo amenazaron por considerar que era nuestro amigo, trataron de esposarlo y le quitaron las llaves para tener acceso a todas las áreas.
Mientras todo esto sucedía el personal administrativo del CRS, se encontraba dentro del pabellón cumpliendo con sus labores diarias, entre ellos: el trabajador social, licenciado Hugo A., la licenciada Merci C. y la psicóloga del Ministerio de Justicia cuyo nombre desconozco, quienes ante el pedido de auxilio de los internos, por los gritos que provenían desde el tercer piso donde empezó la golpiza, intentaron subir a socorrernos. En el momento que la psicóloga del Ministerio y el licenciado Hugo A. intentaron subir al tercer piso, la Policía lanzó gas lacrimógeno, lo que les impidió llegar hasta su destino, amenazando incluso la vida de los funcionarios antes mencionados.
Ante esta situación, los internos que se encontraban en el patio, intentaron subir a auxiliar a los compañeros, pero las puertas del patio estaban cerradas. Inmediatamente los agentes de seguridad penitenciaria procedieron a evacuar a los funcionarios, porque la situación se convirtió en un caos. Los miembros del “UMO” al ver tal cuadro, respondieron con amenazas, tales como: “ya bajamos por ustedes”, “a ustedes les va a ir peor”, “van a aprender a respetarnos”.
Inmediatamente estos bajaron al segundo piso dejando encerrados a las personas adultas en conflicto con la ley penal en el tercer piso, después de propinarnos un trato cruel, inhumano y degradante; pues antes de hacernos ingresar a las celdas los policías caminaron sobre nosotros, presionándonos la cabeza y las coyunturas de las extremidades, nos exigieron que nos desnudáramos y saltáramos haciendo sapitos, que nos coloquemos en cuatro para observar nuestros anos, ante esto nos decían: “mujercitas, este es el trato que van a recibir de parte de nosotros siempre”, hacían que gritáramos en conjunto y en contra de nuestra voluntad las cosas que ellos nos instruían, como: “¿Quieren al grupo UMO?”, nuestra respuesta debía ser “Sí”, de no responder afirmativamente éramos golpeados.
Cuando otros internos tosían o estornudaban por la asfixia del gas, los miembros de la Policía burlándose decían:“eso es bueno la gripe”, y nos lanzaban más gas. Debido a la presencia de dicho gas, algunos internos quemaron los colchones y los cartones, ya que el humo ayudaba a apaciguar los efectos del mismo. Dos personas privadas de la libertad provenientes de Otavalo, fueron amenazados con que se les iba a cortar su cabello, pues a criterio de los policías parecían mujeres, sin respetar su identidad cultural. No sentían consideración alguna ante el pedido de los compañeros de que no se los golpeara más.
Un
a vez terminado el maltrato en el tercer piso, encerraron a todos y bajaron a la segunda planta, con la misma consigna de que ellos eran la autoridad y repitiendo el mismo trato los agredieron. Los miembros de la Policía gritaban a viva voz, en forma de represalia para los supuestos líderes del pabellón: “Donde están los representantes, los que hablan por ustedes”, asumiendo que tenían algo en contra de nosotros quienes representan al pabellón.
Después de la paliza en el segundo piso cuyas características son similares a las relatadas en líneas anteriores, procedieron bajar a la primera planta. Intentando ingresar al patio, los internos que estábamos encerrados en este lugar, nos acercamos a hablar con ellos detrás de las rejas, exigiendo explicaciones del porqué de los golpes a las personas, pues dichos tratos no tienen justificación alguna, peor aún por fines disciplinarios.
Aseguraron que nosotros no fuimos su blanco porque estaban cansados, sin embargo, es necesario indicar que en ese momento en el patio se encontraba con nosotros un compañero de nombre John Q. quien ante las circunstancias del maltrato del que estaban siendo víctimas nuestro compañeros optó por recolectar el excremento que se encontraba en fundas de basura debido a la falta de agua potable del fin de semana, ya que las baterías sanitarias no se podían utilizar y los internos prefirieron hacer sus necesidades en fundas plásticas a fin de no contaminar los sanitarios. El compañero en mención mezcló los excrementos con agua y se embarró en estos y les decía a los miembros de la Policía que a él no lo van a golpear sin ningún motivo. Que aquel que se atrevía a acercarse lo iba a hacer comer excremento. Ante estas amenazas, y al observar que tenía un balde en la mano lleno de excremento decidieron retirarse. Hasta esta circunstancia extrema tuvo que llegar el compañero para no ser golpeado como un animal.
Cabe recalcar que, en la supuesta requisa los miembros del “UMO” se llevaron toda clase de objetos: artesanías elaboradas con el sacrificio de nuestros compañeros, material de trabajo de los talleres, objetos autorizados por el mismo Director del Centro de Rehabilitación Social como son zapatos especiales para personas con algún tipo de discapacidad o enfermedad. Las secuelas de este altercado son realmente graves por el maltrato físico propinado, las huellas de golpes y heridas se notan en las manos, brazos, espalda, piernas, tórax, nalgas, inclusive algunos compañeros quedaron inhabilitados de bajar a recibir sus alimentos.
Ante esta situación los miembros de seguridad penitenciaria, después que la policía abandonó el pabellón, como un acto de misericordia permitieron la salida de 3 internos para que denunciaran ante las autoridades del CRS. Todo este acontecimiento duró alrededor de 4:30.
Inmediatamente el Director ingresó al pabellón para hablar con nosotros, sin resguardo policial. En el patio de mediana seguridad (JC), el Director del CRS-TURI se dirigió hacia nosotros explicando que él no tenía nada que ver con dicha autorización de golpear a los internos como la policía aseguraba. Dijo que tomaría las medidas pertinentes del caso y se retiró. Nuestra preocupación va en razón que con el paso del tiempo las evidencias físicas desaparezcan y esto quede en la impunidad, lo ideal es tener una respuesta inmediata en protección de nuestros derechos y sentar un precedente en el sentido de que a diferencia de lo que piensan algunos funcionarios, si tenemos derechos, y al igual que al resto de la sociedad, estos hechos no pueden quedar en la impunidad, pues evidentemente, este tipo de tratos viola tanto los compromisos asumidos por Ecuador a nivel internacional, como nuestro propio ordenamiento constitucional y legal.
Antes estos hechos, de evidente vulneración al derecho a la integridad física de las personas privadas de libertad, presentamos una acción constitucional de habeas corpus con el objeto que el juez constitucional verifique que existió una vulneración del derecho a la integridad física, y consecuentemente solicitar el traslado de las personas privadas de libertad a otros centros de rehabilitación social que sean más cercanos a su entorno familiar y social, y sobre todo para que no existan represalias en contra de las personas que se atrevieron a denunciar estos casos, que muchas veces quedan en la impunidad.
El día jueves 23 de junio se llevó a cabo la audiencia de habeas corpus, en donde, a través de videos de seguridad de las cámaras del centro de rehabilitación se evidenció claramente que los privados de libertad fueron víctimas de torturas tratos crueles inhumanos o degradantes. A pesar de esto, el Juez suspendió la audiencia con el objeto que el Ministerio del Interior y Justicia, presentes unos supuestos videos con el cual justifican ese actuar deplorable de la fuerza pública.
Mañana, martes 28 de junio, a las 14:00 se reanudará la audiencia en el Complejo Judicial de Cuenca.