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Coccinelle: de los 80 a la denuncia contra el Estado

Por Super User
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Por Ingrid García*

Al leer “Los Fantasmas se Cabrearon: crónicas de la despenalización de la homosexualidad en Ecuador” de Alberto Cabral o ‘Purita Pelayo’ encontramos el relato de varios travestis y homosexuales de la época de los 80 y 90’s.

El libro contiene 29 historias de asesinatos de hombres transgénero registrados en los periódicos de algunas ciudades del país, que fueron recogidos por Purita Pelayo, dirigente de Coccinelle, organización transgénero que junto a varios activistas, colectivos y organizaciones lucharon por la despenalización de la homosexualidad en el Ecuador, que estaba penalizada en el artículo 516 del Código Penal del Ecuador con una condena de 4 a 8 años de prisión.

Recién el 25 de noviembre de 1997 se logró que el Tribunal Constitucional (ahora Corte Constitucional) mediante Sentencia No. 111-97-TC declare inconstitucional el primer inciso del artículo 516 del Código Penal y dispuso la suspensión de sus efectos. 

Desde esa fecha, cada 25 de noviembre se recuerda un año más de la despenalización y se rinde homenajes a los hombres y mujeres que murieron producto de la violencia sistemática y generalizada de los aparatos de control como el Servicio de Investigación Criminalística (SIC – 10), que pese a su eliminación en el gobierno del expresidente Rodrigo Borja, se mantuvo violencia estatal hasta el 2000.

“Me encontraba como todo fin de semana en el Bar “Don Carlos”, situado frente al Coliseo Julio César Hidalgo junto a muchos gays y travestis conocidos y cerca de la media noche noté movimientos irregulares que venían desde la parte exterior del lugar, cuando sorpresivamente aparecieron un grupo de agentes policiales que con voz prepotente e injuriosa ordenaban a todos los presentes salir hacia la calle, ante lo cual y en forma apresurada muchos se deslizaron por una puerta trasera con dirección al vecindario; yo por mi parte me sorprendí al verme sostenida fuertemente del brazo por un policía nacional que inmediatamente me condujo hacia un vehículo con balde  color celeste  que en su parte lateral tenía una inscripción que decía “ Escuadrón Volante”. Inmediatamente me encontré al frente de otro agente, al parecer de grado superior que igualmente daba muestra de intolerancia hacia todas las presentes, al cual presenté mi cédula de identidad con la intención de que me dejara libre y él la tomó de mala gana para inmediatamente arrojarla cerca de un sifón; fue entonces cuando tuve que balancearme y subir estrepitosamente al balde del mencionado vehículo que ya se encontraba abarrotado de detenidos, porque en el ambiente solo se escuchaba trillar una voz que decía : “Suban maricones de mierda”.

En el trayecto hacia lugar “desconocido”, a todos nos colocaron boca abajo con la consigna de cerrar la boca y no decir ni mirar nada, y en ocasiones recibiendo algún puntapié y acompañado de malas palabras.

Ya en el CDP de la calle Rocafuerte formamos todos los detenidos fila india frente al portón antes de ser ingresados a los calabozos. Cuando ingresé al lugar, nos ordenaron continuar por un tétrico pasillo que terminaba en una puerta de celda de 2 x 3 metros, la cual al cruzar el umbral de la misma la encontré llena de detenidos que se encontraban acostado en el piso y no había dónde poner un pie ni tampoco dar un paso; no me quedó otra opción que ganar inmediatamente un espacio en el cuartito del baño donde había un taza húmeda y mal oliente, para sentarme y amanecer encogida y con dolor a los huesos hasta las seis de la mañana, hora en la cual alcanzamos a escuchar unos golpes en la puerta acompañada de una voz que decía: “ Salgan a la lista…cagas huevos””. Pasé ochos días detenida, sin que nadie me auxiliaría o me permitiera hacer alguna llamada telefónica. Al salir libre me sentí desvalida y sin fuerza, que hasta deseaba no haber nacido nunca”. Testimonio de Mary (nombre ficticio).

Veinte dos años después, miramos atrás y nos preguntamos ¿Por qué la sociedad de esa época se sintió intimidada frente a quienes se mostraban diferentes? ¿Por qué los asesinaron?  Probablemente la repuesta se enmarca en otra pregunta ¿Por verse diferente a lo común?

Antes del 25 de noviembre de 1997, los asesinatos a sangre fría ocurrían porque era penado por la ley, pero ¿Qué significa “pena”, según el vocabulario jurista? Según el artículo 51 del Código Orgánico Integral Penal La pena es una restricción a la libertad y a los derechos de las personas, como consecuencia jurídica de sus acciones u omisiones punibles. Pena es una sanción impuesta por el Estado para quienes han transgredido la ley y reciben una sanción todos aquellos que han cometido un delito, así, el delito de las personas transgéneros antes de la despenalización fue: no identificarse a sí mismos dentro de los parámetros comunes y no seguirlos. Debían obedecer la ley, ser hombre y ser mujer, la política giraba en torno a  esta dualidad. El colectivo Coccinelle fue la punta de lanza para que en Ecuador el debate se abra sobre las diversidades.

Dentro de la política es necesario tener a las personas bajo sumisión y control o lo que Michel Foucault llama el bio poder, ya que el poder busca controlar la vida, administrarla y optimizarla. Esta situación no puede mantenerse perpetuamente porque existen quienes le hacen frente, la oposición aumenta, la política se transforma y las leyes cambian. 

Si bien el 25 de noviembre de 1997 es un hito, el inicio de asimilación a las diversidades. ¿Qué ha ocurrido después? Debemos echar una mirada desde 1997 al 2019.

En el año 2008 la Constitución otorga a la unión de hecho los mismos derechos de convivencia que existen en el matrimonio heterosexual.

Luego en el 2013 se empieza la campaña por el matrimonio igualitario, iniciativa de Pamela Troya y Gabriela Correa. Un año después, 2014, tras la lucha de las organizaciones LGTBI el presidente del Ecuador, Rafael Correa, reconoció como estado civil a la unión de hecho entre dos personas del mismo sexo, generando protestas en fundamentalistas.

La prensa recogió las voces de oposición, así en el diario El Universo, se decía: «Va en contra de la ley de Dios, indicó un representante cristiano” (2014) pero aun así no se ha cesado la lucha por defender los derechos humanos.

La lucha  continúa, así lo evidencia el caso Satya donde dos madres quieren inscribir a su hija nacida en territorio ecuatoriano, país en el que residen desde hace 14 años.  En mayo 2018, la Corte Constitucional falla a favor de Satya y se autoriza la inscripción de la menor en el Registro Civil, bajo el principio de interés superior de las niñas, niña y adolescente.

Ese mismo año, Efraín Enrique Soria Alba y Ricardo Javier Benalcázar presentaron una acción de protección en contra del Registro Civil, Identificación y Cedulación, que les negó la posibilidad de contraer matrimonio bajo el argumento de que son una pareja del mismo sexo, por lo que no está contemplada la unión de esta naturaleza. La acción de protección fue rechazada en primera instancia, se apeló y subió a la Sala de lo Penal de la Corte Provincial de Justicia de Pichincha. Este organismo ele
vo a consulta de la Corte Constitucional lo siguiente:

(…) a fin de que resuelva si la Opinión Consultiva OC-24/17 de la Corte IDH, que establece derechos más favorables, porque faculta contraer matrimonio entre personas del mismo sexo; si la Opinión es constitucional y aplicable sin que se proceda en forma previa a reformar los artículos 67 de la CRE, 52 de la LOGIDAC y 81 del CC, y de la demás normas y reglamentos existente sobre el tema, sin que se vulnere el principio de supremacía de la Constitución y principio pro homine.

Este año,  los jueces constitucionales Ramiro Ávila Santamaría (ponente) junto a sus pares Alí Lozada y Hernán Salgado admitieron a trámite la Consulta de Norma y convocaron a la audiencia el 21 de marzo del 2019. En la audiencia hubo 35 intervenciones en calidad de Amicus Curiae con criterios a favor y en contra del matrimonio igualitario.

El 12 de junio con 5 votos a favor y 4 en contra, la Corte Constitucional dio luz verde al matrimonio civil igualitario en Ecuador y resolvió que la Opinión Consultiva de la Corte IDH es vinculante y pasa de inmediato a integrar el bloque de constitucionalidad. Además, precisó que esta resolución no es contraria al artículo 67 de la Constitución.

Esta es una batalla ganada, pero aún queda muchas más. Podemos nombrar caso tras caso y muchos de ellos emblemáticos, es más podemos nombrar los nuevos nombres de las identidades sexuales y de género, pero lo que realmente debemos pensar ¿cómo interactuar con quienes se han mostrado diferentes?

Emblema para identificarnos

También en los años 90’s se adaptó las siglas LGBT para referirse a lesbianas, bisexuales y transgéneros, años más tarde se suma la letra “I” haciendo referencia a los intersexuales, es decir, a quienes nacieron con características genitales de ambos sexos, si bien esta condición es física muchos frentes teóricos los suman al grupo de las diversidades, se los llamaba LGTBI. De manera reciente a las siglas LGTBI se sumó la letra Q que se debe a la palabra “Queer”. En Ecuador, más personas se sienten identificados con lo queer debido a que son sexualidades que rompen los límites comúnmente aceptados. Cada vez se suman más denominaciones a las diversidades por tal razón las siglas han mutado en el tiempo y ahora se presentan así “LGTBIQ+”.

Si bien es cierto, hay muchos nombres, muchas denominaciones para definir a lo diverso, es claro que, en nuestro país, entre personas cotidianas el tema está introduciéndose poco a poco. Y porque no decir que Coccinelle rompió el silencio frente a los tabúes de los años 90´s, frente a la opresión social y política. Ahora no solo podemos hablar sino podemos presumir nuestra identidad sexual sin miedo, sin escondernos y con menor miedo a que nos maten bajo de una ley nefasta.

 

Coccinelle el 17 de mayo de 2019 presentó la denuncia por el delito de lesa humanidad y persecución  a la comunidad trans en la década de los 80, 90 y hasta 2000.El delito de persecución y lesa humanidad sanciona el ataque general y sistemático a una población civil, específica por razones de identidad y género, se encuentran tipificados en los artículos 86 y 89 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) y es sancionado con una pena de 26 a 30 años de prisión.

Las integrantes del Colectivo Coccinelle fueron víctimas de tortura, violencia sexual, abusos sexuales y tratos crueles degradantes e inhumanos.  El Estado violentó sus derechos y se exige una justa reparación integral, es fundamental solidarizarnos con su lucha que es una puerta abierta para que otras personas tomen valor y denuncien los hechos ocurridos ante la Dirección de la Comisión de la Verdad.  

Hoy en Ecuador somos libres para mostrar nuestra diversidad, pero no estamos exentos de las presiones sociales con un alto grado de discriminación. Por eso que quiero concluir haciendo un llamado al respeto que es fundamental para el avance de la sociedad, porque las diferentes identidades sexuales sienten respiran, comen, razonan, en fin, todo lo que hacemos los humanos. Y mientras haya respeto mutuo entenderemos, poco a poco a la otra persona diferente a mí.

* Estudié Sociología con Mención en RR.II. de la Universidad Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Defensora de Derechos Humanos. Coordinadora del Área de Fortalecimiento INREDH.

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