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Desplazando el centro por una narrativa antirracial

Por Yuli Gaona
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Desplazando el centro por una narrativa antirracial

*Por Ingrid García Minda

Hablar desde la experiencia, sin duda, es la mejor manera para captar la atención de una audiencia y quien escribe así logrará generar conocimiento desde lo profundo del ser. Esas fueron las palabras que vinieron a mi mente cuando leí el texto Desplazar el centro o Ngũgĩ wa de Thiong’, escritor keniata*.
Lo excelente de este autor es que puede transmitir sus ideas y pensamientos como si fueran las de quien lee, más aún si este es afrodescendiente. Es por lo mencionado que abordaré algunos de los puntos de su obra, los reflexionaré y también hablaré desde mi realidad qué es lo que le motiva a Thiong’o.
En el ámbito de la literatura, existen textos donde se describe al africano como el malo, salvaje y si se oponía al proceso colonial era el antagonista de la historia; por otro lado, al colonizador como el noble, bueno e inteligente. Por ello se recalca que la literatura tiene el poder de crear realidades, -claro si solo la literatura fuese el único factor-. “Todo esto significa que, si la gente formara su visión del mundo únicamente a partir de la literatura europea, lo que obtendría sería una imagen distorsionada del mundo moderno y de su estado actual” (Thiong’o, 2017, pág. 54)
Así dan cuenta como la colonización con base eurocéntrica es contada desde algunos estereotipos “incluso cuando ha tratado de mostrarse compasiva no ha podido evitar el racismo inherente a las relaciones occidentales con el resto del mundo” (Thiong’o, 2017, pág. 48). Un ejemplo del libro de Shakespeare La Tempestad, encontramos a Calibán, a quién se le enseñó un lenguaje que carece de contexto, es decir Calibán podía decir las palabras de su maestro, pero sin saber el significado cultural que implicaba, como insulto, o llamar amo a su maestro.
Por otra parte, como lo señala Ngũgĩ wa Thiong’o, los pensadores o académicos tienen una educación marcada por el eurocentrismo, los profesores que les enseñaron provienen de allí, la mayoría de los libros que leen son en lenguas dominantes como el inglés, español, francés y hasta alemán. Y evidentemente, los textos estudiados en las lenguas europeas son escritos la mayoría por nativos hablantes y, por ende, el conocimiento tendrá la visión parcial, pues el escritor tiene un centro como referencia y no una perspectiva más amplia del mundo.
Los escritores que provienen de países vecinos a los dominantes del centro han decidido adoptar dichas lenguas para trascender. No podemos negar que es una oportunidad de aprender cosas diferentes a las nuestras, como el idioma, ya que puede ser un instrumento que genere medios para subsistir.
Pero se convierte en un problema cuando no hay cabida a lo nuestro, convirtiéndose en una manera de negarnos a nosotros mismos y a los nuestros. Los estudios de Humanidades se referían únicamente a la humanidad de la tradición canónica de la ficción literaria, la crítica y el ensayo europeo y, además, quedaban confinados a los límites lingüísticos de las naciones colonizadoras. (Thiong’o, 2017, pág. 36)
Thiong’o tuvo la oportunidad de conocer el Caribe y darse cuenta que hay escritores igual de buenos que los europeos pero que dominan diferentes lenguas, que cuentan otra perspectiva, como Aimé Césaire, Pablo Neruda, Achebe, Lamming, entre otros escritores que producían fuera de los límites europeos. Fue necesario que alguien se arriesgue en estudiar y analizar sobre la literatura de la periferia o del “tercer mundo” para “legitimar la literatura de los nuevos centros como algo serio, merecedor de atención y discusiones académicas” (Thiong’o, 2017).
El autor da una muestra de cómo es esa lucha en el ámbito literario, el campo de las palabras, donde se construye conocimiento pero también se pueden tergiversar realidades. Esta lucha no se trata de sustituir un centro por otro” (Thiong’o, 2017, pág. 32) sino el analizar que pueden coexistir distintas formas de vivir, de ser y no someter la una con la otra.
El autor escribió la novela Un grano de trigo que plasmaba la realidad keniana, y no solo a manera de descripción sino el reflejo del debate ideológico sobre la lucha campesina contra la opresión colonial, al ser escrita en inglés los kenianos no tendrían acceso para ser leída. Entonces Thiong’o debate sobre las políticas lingüísticas al publicar Descolonizar la mente y cuestiona cuál es el idioma adecuado para la literatura africana. Lo que nos debería llevar a pensar lo esencial, que es producir en idiomas que puedan ser accesibles para los demás centros además del europeo; “un desplazamiento hacia una pluralidad de lenguas como medios legítimos para la imaginación humana” (Thiong’o, 2017)
Otra de las cosas interesantes del texto de Thiong’o es la descripción de las tres tradiciones que coexisten en la literatura africana. La oratura o tradición oral, que los escritores escriben en lenguas europeas y la tercera es que existen escritores africanos que escriben en lenguas africanas.

  • Entonces, la oratura tiene que ver con la transmisión de conocimiento de boca a boca, de generación a generación a través de canciones, acertijos, proverbios, cuentos entre otros. Que pueden describir una situación sencilla como compleja, donde depende del momento y del lugar. “La tradición oral ha sido fundamental para mantener vivas las lenguas africanas en su forma mágica y expresiva» (Thiong’o, 2017, pág. 56)
  • El escribir en lenguas europeas hay que fijarse en dos cosas: primero, la elección de la lengua, que puede develar la identificación del escritor con antiguos imperios o también puede ser una situación de blanqueamiento social, como lo señalaba Frantz Fanon; y segundo, la tradición que se inspira en la resistencia anticolonial de los pueblos africanos (Thiong’o, 2017), es decir querer mostrar al pueblo africano diferente a la visión europea, contrarrestando estereotipos.
  • Por último, la tercera tradición de la literatura africana, es que los africanos escriben en lenguas africanas, que es para tomar en cuenta ya que muchas de las lenguas africanas eran ágrafas.

La literatura en lenguas africanas, en resumen, sufre la ausencia de una tradición creativa y crítica fuerte. Los escritores en lenguas africanas se ven constreñidos a crear ellos mismos varias tradiciones al mismo tiempo: de publicación, de vocabulario crítico, de ortografía, e incluso de léxico. Pero también gozan de la posibilidad de establecer una relación natural y recíproca con el rico legado de la oratura. Los escritores en lenguas africanas están devolviendo algo, por poco que sea, al desarrollo de las lenguas africanas. (Thiong’o, 2017, pág. 60)

Esto nos permite llegar a la conclusión que escribir en lenguas africanas permite evolucionar y afrontar de la mejor manera el encuentro cultural literario.
En la actualidad, el mundo moderno está enriquecido por las distintas culturas África, Asia y Sudamérica tanto como Europa. Culturas que han se han transformado entre sí, claro que entre ellas hubo esclavitud, colonialismo y un neocolonialismo, mostrando el desarrollo de países occidentales y la constitución de los otros continentes.
Aimé Césaire en su poemario “Cuaderno de un retorno a su país natal” escribió el poema <<Ninguna raza>> tiene el monopolio de la belleza, de la inteligencia y de la fuerza y hay sitio para todos en la cita para la conquista (Citado en Thiong’o). Es decir, todos cabemos en este mundo. Pero aún se ha denominado a las literaturas no dominantes como literatura secundaria. Thiong’o insiste que el debate de Desplazar el Centro debe llevarnos a “entender todas las voces que nos llegan de una pluralidad de centros repartidos en el mundo… [Para] construir una base sólida para una verdadera mancomunidad de culturas y literaturas” (Thiong’o, 2017, pág. 43)
Pero ¿cómo tener una riqueza de una cultura global? A pesar que suscitan controversias económicas, políticas e ideológicas, el mundo se está globalizando, se entrelaza cada vez más. Podemos responsabilizar de ello a la tecnología, pero eso sigue siendo respondiendo a una lógica donde interviene el poder y control de grandes organismos multilaterales, empresas multinacionales; algunos países pueden estar o no conscientes de ello. Pues la desigual distribución de poder mantiene el dominio de pocas naciones sobre el resto. Así la globalización política y económica lleva a tener una globalización cultural, donde se incluye al idioma y al desarrollo tecnológico, por ende, a la comunicación y la difusión de la información.
El estudio de Ngũgĩ wa Thiong’o permite reflexionar de cómo desplazar es posible desplazar el centro con un análisis desde la literatura. Si bien no es un trabajo de transformación instantánea, podemos comprender que el mundo se puede configurar desde el mundo de las palabras (habladas o escritas) ya que ellas responden a un contexto social. Es importante que en la actualidad se entienda que hay muchas particularidades en las culturas que viven en la globalización y que deben permanecer en igualdad de condiciones respeto mutuo.
 Bibliografía

  • Thiong’o, N. w. (2017). Desplazar el centro. La lucha por las libertades culturales. Rayo verde editorial.
  • *Ngũgĩ Wa Thiong’o (1938) es un novelista, dramaturgo, ensayista, periodista, editor, profesor y activista social nacido en Kenia cuando todavía era una colonia británica. En su juventud vivió la revuelta del Mau Mau por la independencia de su país, un acontecimiento histórico crucial para entender la trayectoria de su obra y su pensamiento. En 1962, cuando todavía era un estudiante universitario en Uganda, se representó su primera obra de teatro: The Black Hermit. Dos años más tarde publicó su primera novela, Weep Not, Child, que tuvo una gran recepción. Le siguieron las novelas The River Between (1965) y Un grano de trigo (1967). Esta última marcó un punto de inflexión tanto en su estilo como en su ideología de orientación marxista. También abandonó el nombre con el que fue bautizado, James Ngugi, y retomó su nombre de nacimiento.

Mujer afrodescendiente activista, en constante lucha por una sociedad más equitativa. Socióloga con Mención en RR. II. de la Universidad Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Tiene experiencia en el apoyo organizativo, de defensoras y defensores, en análisis coyuntural, investigación, capacitación, organización y coordinación de eventos académicos. Defensora de derechos humanos. Coordinadora del Área de Fortalecimiento INREDH.

Mayra Chanatásig

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