Cumplimos treinta años de vida institucional. Han pasado once gobiernos, nos aprestamos a tener un gobierno transitorio y otro más a reglón seguido. En cada uno de ellos se nos ha tildado de alguna manera, desde la trillada muletilla de “defensores de delincuentes”, hasta acusaciones más sofisticadas como el ser “agentes de la CIA” o “brazo político de los violentos”.
Hemos tenido avances significativos en los derechos consagrados en dos constituciones en las cuales aportamos según nuestra especificidad de trabajo; pero, constatamos con dolor que seguimos con las mismas taras en la institucionalidad estatal y las mismas violaciones de derechos, lo que nos hace pensar que hemos avanzado muy poco.
Se dice que al cumplir treinta años se deja de ser joven y se entra en la edad adulta. No estamos segura/os de esto, pues creemos que la edad es relativa; pero de lo que sí estamos segura/os es de la necesidad de reafirmar nuestras convicciones, las que nos han guiado durante estas tres décadas, pero también de actualizar nuestro accionar.
- Ratificamos nuestra convicción de que los derechos se los consigue con la lucha popular y la presión en los espacios públicos, amparados en el derecho a la resistencia y asumiendo la opción por la no violencia activa. Todo reconocimiento de derechos ha nacido de esta forma hasta llegar a convertirse en mandato constitucional o ser parte de convenios y tratados internacionales.
- Reafirmamos nuestra vocación de ser una organización de acompañamiento técnico en las luchas sociales; caminamos junto a sus bases y siendo partícipes de sus luchas. Reconocemos y admiramos las luchas sociales por la plena vigencia de los derechos y no asumimos ni el liderazgo ni la vocería de los colectivos que son en verdad quienes protagonizan las trasformaciones sociales.
- Denunciamos el poder económico y político, estatal o corporativo, público o privado, independiente de su ideología, como la fuente de las vulneraciones a los derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza, amparándose en los organismos armados de control social. Por eso no somos partícipes de gobierno ni partido político alguno, pero sí buscamos incidir en las instituciones estratégicas que deben garantizar el ejercicio pleno de los derechos. Seguiremos denunciando y judicializando las violaciones a los derechos con independencia de los poderes de turno o de las personas que ocupen su representación.
- Denunciamos las estructuras patriarcales, racistas, excluyentes y colonialistas como otra de las fuentes de violación de derechos. Consideramos estas estructuras como un obstáculo para un convivir social en paz, equidad y justicia. Denunciamos el modelo de desarrollo vigente como origen de estas violentas estructuras que han permitido la acumulación de poder y capital en base a la explotación humana, la desaparición de los pueblos y la depredación de la naturaleza.
- Asumimos el compromiso de seguir trabajando internamente para erradicar toda forma de violencia en la que pudimos haber incurrido, pues como toda organización, nos mantenemos en plena construcción de nuevos mecanismos y procedimientos para eliminarlas. Si alguien se sintió agredido o agredida por nuestras decisiones, de antemano de todo corazón pedimos disculpas.
- Reafirmamos nuestros valores institucionales como guía permanente de nuestro accionar:
- Visión de futuro: analizamos la situación de los derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza en el presente, para prever cambios en el futuro. Alertamos sobre las situaciones adversas que se puedan presentar en el ejercicio de vigencia de estos derechos. Damos respuestas oportunas y viables en su implementación, para la vigencia y ejercicio pleno de los derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza.
- Innovación: abrimos tendencias en derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza que no se han contemplado o no se ha querido hablar de ellos, por lo que somos pioneros en lo que hacemos y proponemos.
- Creatividad: analizamos la realidad desde varios puntos de vista, priorizando la visión de las bases sociales, dando respuesta desde la cultura y la diversidad de los derechos, sin miedo a soñar y considerando el error como una oportunidad de aprendizaje.
- Criticidad: no aceptamos verdades establecidas, y gestionamos permanentemente la realidad desde nuestro enfoque de derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza, con un análisis multidisciplinario. Realizamos evaluaciones constantes de nuestras acciones y de los efectos que generamos.
- Sensibilidad: generamos empatía con la gente, sin burocratizar el dolor, y nuestras acciones deben tener la capacidad de sensibilizar a diversos grupos sociales sobre el ejercicio de los derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza.
- Independencia y consecuencia: no aceptamos la imposición de políticas, programas o financiamientos que nos obliguen a romper nuestros principios o ser incongruentes con nuestros mandatos y con el ejercicio pleno de los derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza.
- Espacio de formación interna y externa: somos una organización que considera el trabajo interno y externo como espacios que ayudan a la formación del equipo INREDH y sus voluntariados, así como la formación de las organizaciones y personas con las que trabajamos.
- Alternabilidad: INREDH se preocupa por la formación y renovación del equipo, con el fin de que estas personas puedan incidir desde otros espacios importantes, para la vigencia y el ejercicio de los derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza.
- Reconocemos que hemos llegado a los treinta años gracias a la confianza que nos han brindado una diversidad de personas, familiares de víctimas de violaciones a sus derechos, organizaciones sociales y organismos de apoyo y financiamiento. Sin todos ellos y ellas no habría sido posible llegar a este nuevo aniversario. Muchas gracias a todas y todos. Yupaychanchik.
Verónica Yuquilema Yupangui – Presidenta Inredh
Ingrid Garcia Minda – Coordinadora Ejecutiva Inredh
Contacto de prensa:
Comunicación Inredh – 099 205 8099