Carta de una madre*
Stephanny Carolina Garzón Ardila, amada hija. Llevó 2.555 días esperándote, recordándote. Siete años de impunidad.
Hoy, 28 de abril, hace siete años, 2.555 días inició esta pesadilla. Un sábado 28 de abril de 2012, mi hija Carolina Garzón Ardila presuntamente desapareció en Quito, en esta ciudad, y empezó para mí, mi familia, amigos y compañeros esta dolorosa, incansable e incalculable lucha.
Desde ese día hemos sido testigos de la ineficacia estatal, de violaciones continuas a la debida diligencia; de la falta de especialización fiscal y policial para la búsqueda de desaparecidos; de la ausencia de trato reparador para las víctimas; y del desprecio con que varios funcionarios tratan nuestro dolor.
Desde ese día hemos luchado incansablemente por encontrarla y por qué el Estado cumpla con sus obligaciones. En esa lucha, el 12 se septiembre del año 2016, Walter Garzón, el padre de Carolina falleció, víctima de una profunda tristeza por no saber qué pasó con Carolina. Por su partida el Estado ecuatoriano también debe responder.
Los resultados de la Fiscalía y Estado ecuatoriano hasta el momento han sido infructuosos ante las inconsistencias, irregularidades, negligencias y omisiones que se han cometido en el caso de mi hija Carolina desde el inicio de la investigación. Esto ha venido afectando gravemente la situación actual de la misma. Hoy como único resultado visible tenemos es que este 28 de abril de 2019, 7 años después, 2.555 días sigamos sin conocer el paradero, sin saber qué pasó con Carolina y sin que a la fecha haya verdad y justicia .
Por vulnerar los derechos de verdad y justicia en la investigación por la desaparición de Carolina Garzón Ardila se demandará al Estado ecuatoriano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Durante estos 7 años; 2.555 días, la familia Garzón Ardila ha escuchado diversas promesas del gobierno de Ecuador; lamentablemente no pasan de ser promesas.
Carolina, amada hija, eres mi ánimo cada día al despertar. Eres mi fuerza, mi esperanza, mi motivación y mis mayores ganas de vivir. No existe dolor más grande como el que yo siento ahora, pero esto y el inmenso amor por ti me impulsan a continuar en esta ardua y constante lucha hasta encontrarte.
*Alix Ardila, de 48 años de edad, vive entre Quito y Bogotá buscando a su hija Carolina.
Caro se garduó su bachillerato en el Colegio Venecia, en la ciudad de Bogotá.
walter Garzón retomó los plantones en la Plaza Grande como lo hacía don Pedro Restrepo y fundó la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec).
Alix Ardila mantiene intactos los recuerdos de su primogénita.