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Desapariciones en hospitales públicos de Quito

Por Yuli Gaona
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Rosa Witt, Zoila Chimbo y Maribel Angulo decidieron internar a sus familiares en el Hospital Psiquiátrico Julio Endara y Eugenio Espejo, respectivamente, para aliviar el dolor de sus seres queridos. Sin embargo, los tres pacientes no se curaron, desaparecieron mientras estaban internados en estas casas de salud. Sus desapariciones se investigan en la Fiscalía e incluso un caso llevó al Estado ecuatoriano ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). Este 24 y 25 noviembre se realizará la audiencia. 
La Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inreh) y el Centro de Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (CDH-Puce) patrocinan el caso de Luis Eduardo Guachalá desaparecido desde el 17 de enero de 2004, cuando estaba internado en el Hospital Público Julio Endara. 
A continuación, los testimonios de tres familias que evidencian una problemática preocupante que se ha identificado en casas de salud públicas del Ecuador. 
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Fausto Witt tenía problemas de salud y ataques de epilepsia, pero por la falta de aportaciones en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) no fue atendido bajo su seguro médico. Su hermana Rosa Witt lo internó en el Hospital Julio Endara, en la parroquia de Conocoto. El 14 de octubre de 1999 informaron a Rosa que su hermano Fausto, de 36 años, había desaparecido.  Rosa lo buscó por el hospital, morgues y quebradas, pero no lo encontró. Cinco días después, el 19 de octubre de 1999, presentó la denuncia por la desaparición de Fausto, pero la Policía ni Fiscalía investigó, dice Rosa. “De 1999 a 2013 no hubo ningún proceso investigativo, solo en el 2009 en el centro histórico de Quito se encontró un cuerpo físicamente parecido a Fausto – comenta Rosa-, el antropólogo forense dijo que no se trataba de mi hermano después del cotejamiento”. 
El 13 de enero de 2013, el caso se reactivó con el apoyo de Walter Garzón, pero las investigaciones iniciaron de cero, explica Rosa. “Se realizaron barridos por el hospital, pero no hubo resultados. También existieron contradicciones en los testimonios de las enfermeras y doctores, así como incongruencias en las fechas de la supuesta alta que recibió Fausto – enfatiza Rosa-. Incluso Dimitri B., director del Hospital, en ese tiempo dijo que no recordaba nada”.   
Rosa inició la investigación por cuenta propia y habló con el guardia de seguridad del hospital, quien relató que no había suficiente vigilancia y que solo la entrada del hospital tenía vigilancia, el resto no. Rosa recuerda que en su relato el guardia señaló que se ha registrado casos de violencia sexual en la casa de salud, pero no se ha investigado. 
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Zoila Rosario Chimbo Jarro nació en la parroquia Rosario, cantón Gualaquiza, en la provincia de Morona Santiago, pero desde hace más de cuatro décadas vive en Quito.  Ahora, doña Zoila tiene 69 años de edad y sus últimos 16 años ha pasado buscando a su hijo Luis Eduardo Guachalá, de 23 años, desaparecido en enero de 2004 cuando fue internado en el mismo hospital donde desapareció Fausto, el Hospital Psiquiátrico Julio Endara, en la parroquia de Conocoto. 
Doña Zoila recuerda que su hijo sufría de epilepsia por lo que decidió internarlo. El 10 de enero de 2004, doña Zoila Chimbo llevó a su hijo Luis Eduardo al Hospital Julio Endara y fueron recibidos por el médico residente de turno y personal de enfermería, quienes lo llevaron hacia una cama para inyectarle algún tipo de sedante.   
Doña Zoila, preguntó al doctor si era posible que visitara a su hijo al día siguiente y él le indicó que mejor regrese el lunes, 12 de enero, porque su hijo “iba a estar dormido el sábado y domingo”. El lunes, doña Zoila acudió al Hospital e ingresó al cuarto de su hijo, pero no lo encontró ahí, fue a la peluquería de esta casa de salud, tampoco lo halló. Según las versiones del personal del hospital, el jueves 15 de enero de 2004, Luis Eduardo había sufrido una “caída en el baño presentando herida que compromete la piel y tejido celular subcutáneo localizada en la región ciliar izquierda de aproximadamente 3 centímetros”, pero había sido estabilizado, por lo tanto la doctora informó a doña Zoila que había la posibilidad de visitar a su hijo. El domingo 18 de enero, doña Zoila acudió al Hospital para intentar ver a su hijo, pero no lo logró. El enfermero le dijo que Luis Eduardo se había escapado el día anterior.  Doña Zoila con su hija emprendieron la búsqueda y visitaron los lugares cercanos del hospital, pero no lo hallaron. El 21 de enero presentó la denuncia en la Policía Judicial por la desaparición de su hijo, pero no pasó nada ya que las investigaciones no iniciaron. 
Ante la falta de información, doña Zoila llamó al Hospital y ahí le dijeron: “señora no haga problema de gana, está haciendo una tormenta en un vaso de agua, que mejor esté feliz porque su hijo se había desaparecido, vaya a cuidar a sus otros hijos”.  
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Álvaro Nazareno es uno de los cinco hijos de Maribel Angulo. Le gustaba bailar y trabajar, pero en julio de 2007, los doctores le diagnosticaron VIH. Su salud decayó, pero pronto se reanimó y retomó su trabajo, mientras seguía los controles médicos. El 13 de marzo de 2014, Álvaro de 27 años es trasladado a Quito porque su salud empeoró, pero en el Hospital Eugenio Espejo no lo admiten, le recetan unos medicamentos y lo envían a casa, pero la situación empeora. 
Álvaro convulsiona, los medicamentos no lo hicieron efecto. Es la madrugada del 14 de marzo de 2011, en la ciudad de Quito y Álvaro es llevado al Hospital Público Eugenio Espejo.  A las 10:00 es ingresado por emergencia, pero no hay camillas y lo sientan  en una silla con un suero. Le toman una muestra de sangre y la enfermera envía a Maribel Angulo, madre de Álvaro, al laboratorio a dejar la muestra. El recorrido duró entre 10 a 15 minutos, Maribel vuelve y su hijo no está. La enfermera le pregunta a Maribel si vio a Álvaro,  ella le contesta que no. “Nos quedamos buscándolo hasta las 20:00 en el hospital y sus alrededores –dice  Maribel -, pero no lo encontramos”. 
Tras no encontrar a su hijo, Maribel acude a la Policía Judicial e intenta presentar la denuncia, pero no la receptan. El policía de turno, le dice que debe esperar 48 horas, pero Maribel no esperó, empezó la búsqueda junto a su familia. Sacaron copias del rostro de Álvaro y lo pegaron por los alrededores del hospital, terminales y otras casas de salud, pero no obtuvieron respuestas. Decidieron viajar a otras ciudades como Esmeraldas, Babahoyo y comenzaron a contratar a personas para que coloquen los afiches de Álvaro en postes y paredes, pero tampoco funcionó, nadie llamó para dar información. 
Maribel asegura que su hijo no salió del hospital, “él no podía levantarse por sí solo, pues cuando fue ingresado a emergencia estaba apoyado de mí y su hermano, algo le pasó en el hospital”.  
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Actualmente, los tres casos se encuentran en investigación previa en la Unidad de Personas Desaparecidas de la Fiscalía General del Estado que fue creada en el 2013 para dar respuesta a esta problemática social. Sin embargo, los familiares de personas desaparecidas denuncian que existen constantes cambios de fiscales y agentes policiales lo cual afecta a las investigaciones. A esto se suma la falta de capacitación y sensibilización de las y los funcionarios públicos. 
Rosa recuerda que la Policía realizó un barrido para buscar a Fausto, pero lo hicieron sin personal de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased) ni otras unidades, solo estuvo la Fiscalía y personal de la Defensoría del Pueblo (DPE). Ahora las investigaciones se encuentran paralizadas por la pandemia. 
Situación similar vive, doña Zoila al buscar a su hijo. La Fiscalía realizó la reconstrucción de los hechos 13 años después de la desaparición de Luis Eduardo y la diligencia no arrojó resultados.   Sin respuestas en Ecuador, doña Zoila junto a la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh) y el Centro de Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador presentaron el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)  el 1 de marzo de 2007.  Luego, de 16 años el caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y este 25 y 26 de noviembre de 2020, el Estado ecuatoriano será juzgado por primera vez por la desaparición de una persona en una casa de salud. En la audiencia de fondo de este caso,  la representante del Ministerio de Salud informó a los comisionados que Luis Eduardo, presuntamente se fugó. Esta respuesta generó cuestionamientos en los comisionados. 
El argumento de que “se fue solo, se fugó o abandonó el hospital” también lo ha escuchado Maribel. Ella  asegura, que el Estado en la audiencia de habeas corpus a favor de Álvaro, dijo que él se fue del hospital, pero Maribel siente que no es así. Por eso, ha solicitado asiduamente que se haga un allanamiento al hospital. Hasta el  momento no tiene respuesta. 
Mientras, el Estado no les da una respuesta concreta y certera, Rosa, Zoila y Maribel continúan buscando a sus seres queridos. Ellas no pierden la esperanza de encontrarlos. 
“Haré un  reclamo internacional porque aquí no hay respuesta del Estado. Voy  a seguir has las últimas consecuencias porque alguien debe responder por la desaparición de mi hermano, es una vida y son 21 años sin que sepa nada. En mis días y noches, cada instante pienso en él”. Rosa Witt 
 “Lo que quiero es saber la verdad, así va a pasar a muchas personas, como yo, como mi familia sufriendo, entonces yo no quiero que pase esto a otras personas, quiero que me devuelvan a mi hijo, aunque sea en una funda, más que sea un pedazo, pero que sea de mi hijo, yo quiero verle a mi hijo, para los días que me quedan”.  Zoila Chimbo 
El dolor que siento ante la desaparición de mi hijo es insuperable, este dolor es solo comparable con mi impulso de exigir tu búsqueda, que me devuelva el hospital, que me devuelva el Estado a mi hijo”. Maribel Angulo. 
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